Historia

El municipio de Santa Brígida a sufrido diversos cambios de nombre a lo largo de su historia. Su denominación de origen fue Sataute, núcleo de población aborigen de la zona, posteriormente recibió diversos nombres a lo largo del antiguo régimen: El Lugar de la Vega, La Vega, Vega de Abajo, Vega de San Antonio y, por último, Santa Brígida o Villa de Santa Brígida.

El núcleo de la población aborigen, utilizo como medio de subsistencia el bosque, obteniendo leña para sus trabajos cerámicos, herramientas y utensilios, como se puede ver en los yacimientos de La Atalaya y Cueva de los Canarios.

La Vega fue una de las primeras zonas de la isla colonizadas por los andaluces y castellanos, ya que contaba con buenas tierras, además de cercanía relativa a la capital.

En este contexto, el Monte Lentiscal pasa a ser un territorio de aprovechamiento comunal, es decir que era propiedad de la Corona pero sus productos fueron explotados en beneficio de la isla y su población. Sin embargo la rápida deforestación favoreció a las familias terratenientes para su privatización a mediados del siglo XVII. Esta tendencia prevalecerá hasta el siglo XIX, formándose un nuevo paisaje donde destacara la producción vitícola, con sus bodegas y lagares, que se irá convirtiendo en el protagonista de la economía de Santa Brígida.

A pesar de la hegemonía de la viña, se plantaron otros cultivos, como cereales y la caña de azúcar, producto que en el siglo XVI dio numerosos beneficios con su exportación a los mercados de América y del Norte de Europa. La importancia de la producción azucarera la vemos reflejada en la creación de una ermita, primitiva iglesia fundada por Francisco de Maluenda e Isabel Guerra.

Debido a la capacidad productiva de la tierra y sus condiciones climáticas, Santa Brígida se convierte en uno de los lugares mas atrayentes, produciéndose desde el siglo XVII un importante aumento de la población. Se convierte de esta forma en una de las poblaciones más importantes de Gran Canaria, siguiendo a Las Palmas de Gran Canarias y Telde.

Uno de los episodios que debemos destacar de la historia de este municipio es el acaecido en 1599, en el Monte Lentiscal fueron derrotados los holandeses de Van der Does, por las milicias que estaban en ese momento en la Vega, bajo el mando del capitán Cipriano de Torres. Tan importante fue este hecho, durante el cual la zona actuó como refugio de los habitantes y las instituciones de la Isla, que se ubicaban en la entonces ocupada ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que tras constituirse en municipio se adoptó en el escudo de armas el lema “por Dios y por la fe, vencimos al holandés”.

Hay que destacar que con motivo de la Fiebre Amarilla en Las Palmas de Gran Canaria en el año 1808, se vuelven a trasladar al municipio las sedes de la Real Audiencia y la Inquisición, que concretamente se ubican en El Madroñal, en una casona solariega, conocida hoy por “la Inquisición”.

En la actualidad la economía agraria ha pasado a un segundo plano, produciéndose en el municipio un aumento de las zonas edificadas, y por lo tanto un retroceso del sector agrícola. Las actividades comerciales y el turismo, junto al desarrollo de estas urbanizaciones, han propiciado este giro en la economía del municipio.

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